Rehabilitar: ya no es una opción, es una obligación

Los edificios de los sectores residencial, comercial y administrativo suponen el 31% del consumo energético total en España, dato elevado que obedece en gran medida a la falta de aislamiento adecuado en los muros, cubiertas y huecos acristalados. Asimismo, las personas pasamos el 90% de nuestra vida dentro de los edificios, por lo que su calidad impacta en nuestra salud y bienestar. De ahí la importancia de avanzar en este camino.

En el contexto actual, en el que cerca del 85% del parque de viviendas en España es anterior a la aparición del CTE, en la Fundación La Casa que Ahorra presentamos a finales de 2018 el informe “El reto de la rehabilitación: El Pasaporte Energético y otras propuestas para dinamizar el sector”. Los objetivos perseguidos mediante el mismo eran y son impulsar la rehabilitación energética de edificios y facilitar a los ciudadanos mejorar su calidad de vida consiguiendo unas viviendas más saludables, eficientes y, ya de paso, responsables con el medio ambiente.

En la EPBD, actualizada en 2018, se sugiere a los países miembros que el BRP (Building Renovation Passport) pueda ser una medida ganadora, dejando libertad de acción a cada país para adoptarla y adaptarla a las características propias de cada ámbito territorial

Asimismo, en el informe sobre el “Impacto de la rehabilitación energética del sector residencial en los objetivos ambientales de España” (2016), ya expusimos la necesidad urgente de rehabilitar 350.000 viviendas/año para que la edificación española cumpliese con su parte en lograr el Acuerdo de París. Actualmente, esta cifra está casi aceptada en el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (Pniec) pero no se proponen lograrla hasta 2030. Mientras, seguimos a la espera de la actualización de la Estrategia a largo plazo para la Rehabilitación Energética del Sector de la Edificación Española (Eresee), que debería modificar la escasa ambición del Pniec.

Hasta que se produzca un cambio de paradigma de la Administración y la sociedad, y con el fin de apoyar al legislador, hemos presentado el Pasaporte Energético y el resto de medidas del informe. Entendemos que éste ha de ser el punto de inicio para el diálogo que posibilite la dinamización del sector, una propuesta abierta, una plataforma inspiradora para las administraciones y expertos en la materia. De este modo, avanzaremos juntos hacia la mejora de la rehabilitación energética en nuestro país.

¿Qué es el Pasaporte Energético?

En este contexto, consideramos obligado explicar el Pasaporte Energético (información también disponible en nuestra web). En consonancia con el programa de fomento de la mejora de la eficiencia energética y sostenibilidad en viviendas previsto en los Planes Estatales de Vivienda, el objetivo principal del Pasaporte es facilitar, fomentar y financiar actuaciones de rehabilitación progresiva de edificios residenciales por fases, durante un plazo mínimo no muy exigente (cuatro años). De esta manera, se evitaría que los plazos para acometer las obras constituyan un problema, en base a un programa específico de apoyo prolongado en el tiempo.

El objetivo principal del Pasaporte Energético es facilitar, fomentar y financiar actuaciones de rehabilitación progresiva de edificios residenciales por fases, durante un plazo mínimo no muy exigente (cuatro años)

La mejora del aislamiento térmico de la fachada, de la cubierta y del suelo, así como de los elementos de cerramiento del edificio se plantean como actuaciones subvencionables dentro de esta herramienta. Además de la mejora o sustitución de los sistemas de calefacción y refrigeración, producción de agua caliente sanitaria y ventilación para el acondicionamiento térmico, sin dejar de lado en ningún momento la producción de EE.RR. in situ.

Con el fin de incentivar que el beneficiario cumpla con todo lo previsto en el plan establecido, un 80% de la ayuda sería abonada al final de cada fase y el 20% restante a la finalización del proyecto. El Pasaporte Energético es, en definitiva, un acuerdo entre propietarios y Administración, que irá devengando las ayudas según las reformas que se vayan acometiendo.

Para que las actuaciones sean subvencionables, deberían comportar conjuntamente una reducción de la demanda energética anual global de calefacción y refrigeración referida a la certificación energética de, como mínimo, un 60% (edificios de la zona climática D y E) de acuerdo con el Código Técnico de la Edificación (CTE), y de un 50% (edificios de la zona climática C). Finalmente y para que una propuesta de este tipo no sea un brindis al sol, en el informe están las modificaciones legislativas que implicaría, las propuestas de redactado, y los impactos macroeconómicos esperados.

En otros países europeos

En la EPBD (traducida como Directiva Europea de Eficiencia Energética de Edificios, y actualizada en 2018) se sugiere a los países miembros que el BRP (Building Renovation Passport) pueda ser una medida ganadora, dejando libertad de acción a cada país para adoptarla y adaptarla a las características propias de cada ámbito territorial.

De los ejemplos de otros estados miembros, destaca el pasaporte de renovación energética de los edificios impulsado por Alemania, Flandes (Bélgica) y Francia, un programa que incide en el largo plazo. Si bien no existe una definición común, dichos programas presentan unas características comunes en los distintos países en los que se está iniciando su implementación, y en los que nos hemos intentado reflejar. Por ejemplo, Alemania incide en la parte legal, Bélgica apuesta por los incentivos y Francia combina ambas filosofías.

En este marco, lo importante era plantearse qué funcionaría en España, y decidimos apostar por el modelo de Francia, con una combinación entre incentivos y modificaciones legales.

Medidas fiscales y administrativas

Junto al Pasaporte Energético, proponemos dos paquetes de medidas adicionales de naturaleza fiscal y administrativa, que permitirían fomentar la mejora de la eficiencia energética de los edificios y la transición hacia Edificios de Consumo de Energía Casi Nulo. De este modo, se facilitaría el cumplimiento de los hitos fijados por Europa en el horizonte 2030.

El paquete fiscal presenta siete medidas de bonificación o reducción en los tipos impositivos de determinados impuestos para reducir el coste fiscal de las actuaciones a realizar en inmuebles específicos. En cuanto al Impuesto sobre Bienes Inmuebles (IBI), se contempla una bonificación de hasta el 50% de la cuota íntegra para quien haya efectuado obras o actuaciones que hayan supuesto una mejora en la eficiencia energética de los mismos. Respecto al Impuesto sobre Construcciones, Instalaciones y Obras (ICIO), se plantea una bonificación de hasta el 95% a favor de las construcciones, instalaciones u obras que supongan una mejora de la eficiencia energética.

Para el Impuesto sobre el Valor Añadido (IVA), se establecería un tipo impositivo reducido (4%) para nuevas viviendas con calificación energética superior a la exigida por la normativa, y para la realización de obras de mejora energética en edificios ya existentes, entre otras.
Por su parte, el paquete administrativo incluye otras siete medidas. Entre ellas destaca el denominado Acuerdo verde, inspirado en el Green Deal de UK, un acuerdo voluntario entre comunidades de propietarios o propietarios únicos de inmuebles y empresas comercializadoras de gas o electricidad.

También se plantea la ‘Hipoteca Verde’ para la financiación de proyectos de rehabilitación energética con préstamos bonificados a través de una línea de mediación del Instituto de Crédito Oficial (ICO). Y un servicio de consultoría pública para el análisis de las obras de rehabilitación, preparación de informes de recuperación de inversión, intermediación entre propietarios y empresas especializadas.

Fuente: http://www.cicconstruccion.com/es/notices/2020/06/rehabilitar-ya-no-es-una-opcion-es-una-obligacion-73007.php#.Xw7TUudS-Uk

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